MONDELRODET

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sábado, 6 de octubre de 2007

Madera de coleccionista




Madera de coleccionista

Como se suele decir,el coleccionista nace,no se hace.Uno que no peina canas debido a que ya hace mucho tiempo,el otoño se ensaño con su testa ofreciéndole una prominente alopecia,recuerda con sumo cariño como desde sus más tiernos años,la afición al coleccionismo ha estado siempre presente en sus actividades.
Ojeando mi libro “El coleccionismo en el mundo de la pesca” uno puede leer lo siguiente: “…no hay colecciones,sino coleccionistas”.Y me pregunto:¿Cómo definir a todo aquél que acapara para si indiscriminadamente mucho material con ánimo de lucro?.A uno le viene a la mente el vocablo:especulador,sinceramente.
No existe,que al menos yo tenga conocimiento de ello,una cátedra en las universidades donde se imparta la materia especifica del coleccionismo,pero si que existen múltiples cátedras donde se enseña la asignatura de história en sus múltiples facetas.
Realmente ser un apasinado coleccionista és colaborar de un modo desinteresado con la cultura de la história en sus distintas vertientesTodo aquél que no comprenda el coleccionismo de este modo,está falto de una madera excepcional con la que se moldean los verdaderos coleccionistas.Es muy complejo ser un buen coleccionista.Entraña tantas facetas que desgraciadamente no se dan en todos aquellos que se autodefinen como coleccionistas.Llevaria un extenso trabajo literario dar las pautas mínimas que debe mostrar todo buen coleccionista.Pero quizás sea interesante ir desgranando en diversos articulos los trazos más destacables que debe de configurar a todo buen coleccionista.
Una de las múltiples características a destacar es sin duda una verdadera pasión por aquello que uno colecciona.Uno llega a querer literalmente a esas inertes piezas que componen su estimada colección.Hay que saber apreciar el valor sentimental el cual estarà siempre por encima del valor económico (un valor económico que posee,sin duda) ,pero si nos ciega su valor monetario por encima de su belleza plàstica,y si sobretodo no sabemos “escuchar” todo lo que dicha pieza trata de comunicarnos de su propia história;de bellos y viejos tiempos pasados que ya no volverán;ellos que son los mudos testigos de épocas que solo perduran en la memoria de veteranos y viejos pescadores ó en las páginas de antiguos libros de pesca.Si uno no és capaz de cerrar los ojos y con esa vetusta pieza entre nuestras manos;no puede imaginar paisajes y bellas jornadas de pesca,nunca sabrá sentir el verdadero valor real de esta pieza.Ese és su valor verdadero y no el económico.
Dejemos para los revendedores este morboso “placer” de la especulación desmesurada;ellos tristemente nunca gozarán de la verdadera felicidad innata en todo buen coleccionista.Tratemos pués como se merecen esas verdaderas joyas del pasado con nuestro más profundo cariño en el silencio de la placentera soledad entre la história y nuestra afición.
Texto y fotografias arxiu de pesca Enric Padrós